Juan M. López

Una de las cosas con las que tenemos que luchar cada día es con el estrés. Esa presión que nos obliga a no parar y a llevar ese frenético ritmo de vida. Esa falta de tiempo que nos hace sentir que no hay suficientes horas en el día para poder hacer todo lo que queremos o tenemos planificado.

Y es que muchas veces no tenemos ni tiempo para comernos un helado tranquilamente sentados en un banco y viendo pasar al resto de gente corriendo.

Agua, gotas, lluvia, calles mojadas, charcos, olor a tierra mojada, niños saltando en los charcos, paraguas, paraguas rotos tirados en las papeleras, señoras con bolsas en la cabeza, cristales mojados, alfombras de hojas cubriendo el suelo.

Esta imagen me ha recordado, salvando las distancias, aquella gran fotografía de Xavier Miserachs «El Born, Barcelona, 1962».

Me hace pensar en esos comercios de barrio, que luchan día a día por mantenerse y por no ser engullidos por las grandes superficies. Comercios que dan vida a muchos de nuestros barrios.

Parece mentira que ya hayan pasado 9 meses. Miras atrás y da la sensación que fue ayer cuando nos confirmaron la noticia … y ya está en nuestros brazos. Tan pequeña, con esa apariencia de fragilidad, esa ternura.

La naturaleza te sorprende con estas cosas y por mucho que te intentes hacer a la idea o te cuenten lo que vas a sentir, no se puede comparar con la realidad del momento. Ver aparecer a esa cosita y poderla tocar por fin, es algo que no tiene palabras.

Bienvenida Emma.

El Born tiene infinidad de rincones por los que perderse. Un barrio de los de toda la vida, con calles estrechas, balcones a rebosar de ropa, plantas o cualquier otra cosa que quepa en ellos. Y todo ese conjunto es lo que le da ese encanto tan especial.

Me encanta perderme por él cámara en mano.